In Memoriam. Bruno Ganz (1941-2019)

El cielo de Berlín dispone a partir de hoy de una parcela guardada para Bruno Ganz. En el imaginario, y por esas cosas que tiene el eterno presente, todos recuerdan su mimética labor en el rol de Hitler en La caída (2005) de Oliver Hirschbiegel. Basta revisar los obituarios de la mayoría de las publicaciones mundiales para encontrarse con el horrible mote («Murió el Hitler de La caída»). También se ha insistido en su protagónico para Las alas del deseo (1987) de Wim Wenders, una película que el tiempo puso en su lugar como un discreto «film de arte», o su dudosa continuación Tan lejos, tan cerca (1993). Sin embargo, el gran papel de Ganz para el director alemán es el de El amigo americano (1978), sobre la novela de Patricia Highsmith, donde interpreta a un fabricante alemán de marcos intentando descifrar el comportamiento de un solitario Dennis Hooper. 
Luego de participar en numerosos trabajos para TV, su primer papel importante se puede rastrear en Lumiere (1976), con la particularidad de que es dirigida por la gran Jeanne Moreau. A partir de allí, el actor trabajó con directores de la talla de Rohmer, Herzog, Schlondörff, entre otros. No puedo dejar de recordar también su participación en La eternidad y un día (2000) de Theo Angelopoulos. Un gran actor nos ha dejado pero quedan sus películas, a las cuales acudirá como esos espectros que rondan las salas para verse una vez más inmortalizados en pantalla.

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