BAFICI 2019. COMPETENCIA INTERNACIONAL

Muchas ideas son las que se postulan en Music and Apocalypse, la película alemana que abrió pálidamente la Competencia Internacional del Bafici 2019, y poco cine. No le sienta nada bien ni la sátira ni  la comedia a Max Linz, director de esta ficción con apariencia de documental, fría y distante como la carga intelectual que pone por encima de todo. Un Instituto en Investigación Cibernética y Simulaciones está en peligro de cierre y sus  estudiantes y autoridades intentan evitarlo. La trama avanza desangeladamente entre teorías, poses académicas y un juego con el musical que escasa empatía provoca al desnudar su naturaleza genérica en pos de un automatismo calculado.

Entre las voces que circulan por esa universidad aparece la de Phoebe Phaidon, una joven profesora que imparte un seminario y cae presa de sus dudas y contradicciones. En este mundo académico cuya biblioteca es tomada por los estudiantes, donde los diferentes agentes jamás llegan al consenso, los diálogos ocupan un primer plano y exigen predisposición para seguir un ritmo agotador. A ellos se les suman pasajes visuales en torno a los simulacros de la realidad, como si hubiera un metadiscurso paralelo con ribetes filosóficos, una especie de muestrario donde las identidades tienden a disolverse socialmente. De hecho, uno de los problemas de la película es que pide a gritos la asociación entre el mundo externo pulverizado y el espacio académico en sí, alejado del planeta Tierra como un cohete a la luna. ¿Para qué se investiga? ¿Qué relevancia tienen estos proyectos en la vida de las personas? Estas son algunas de las preguntas que flotan por ahí. Sin embargo, se desperdicia un material interesante (el costado político de la cuestión) en aras de la banalización disfrazada de importancia.

El otro inconveniente atañe al humor como recurso. Prácticamente no funciona. El temor a quedar en evidencia con un trazo más grueso (y sanguíneo, si se quiere) conduce a una galería de actos y rostros monótonos. Linz se deja vencer por la sutileza allí donde debería patear el tablero. De este modo, las situaciones aparecen despojadas de emoción, de vida y el cálculo intelectual se carga la película innecesariamente más allá de que el tema parece ameritarlo. Cuando el mensaje y la alegoría corren adelante (un profesor se llama Abstract-Wege, algo así como formas abstractas, en uno de las tantas corridas interpretativas), asoman con frecuencia las dificultades que encierra Music and Apocalypse y la única acidez posible radica en el estómago.

Hay un costado llamativo en la segunda película vista en Competencia Internacional. La protagonista es una joven llamada Rene que está en Toronto intentando completar un documental. Sus esfuerzos por darle forma ante la indiferencia y las sugerencias de sus tutores es el centro problemático mientras avanza la trama, alternando entre el proyecto propiamente dicho y el bloqueo de la chica que la conduce a un pantano de ideas.  Curiosamente, y por una mecánica de montaje fallido, Spice It Up también llega a un callejón sin salida, es presa de un círculo en el cual ochenta minutos parecen transformarse en tres horas. El dato es que los tres directores (¡!) no lo hayan advertido. La chispa del título no les llegó.

Es interesante el cine independiente cuando es libre, desprejuiciado, osado, fallido. El tema es tener con qué. Cuando uno se adentra en las aguas de una película como ésta, sigue con cierta ternura el itinerario, la pasión y el fracaso de Rene (la historia marco); hasta cierto punto, también, resulta simpático el grupo de adolescentes que pretenden alistarse en el ejército a raíz de sus derrotas escolares. El problema llega con la repetición de situaciones. Entonces, las chicas ya son poco soportables con su pose Spice Girls y las idas y vueltas de Rene, agotan.

Para colmo, se empieza a filtrar un tufillo crítico hacia las instituciones y otros pedidos de asociación forzada (ay, ese imperativo de la interpretación) como si los personajes no pudieran valerse por sí mismos. En este cúmulo de enunciados (el cine dentro del cine, la vinculación entre arte y comercio, la identidad, el terrorismo, todos temas importantes), la historia le cede el terreno a la reflexión, allí donde la frescura de lo absurdo y la banalización deshumanizan y separan al cine del mundo.

elcursodelcine

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