Estas son algunas ocurrencias personales, apenas unas líneas dispersas inspiradas en el cine de Tsai, acaso uno de los realizadores que mejor pensó lo que estamos viviendo. ¿Será que se avecina el otoño? ¿Será que el encierro alimenta la melancolía? Bueno, afortunadamente, están el cine, la literatura y la música.
I-
Pregunto, indago. ¿Dónde estarás?
Tal vez, en aquellos lugares que tocamos.
Tal vez, donde nuestras voces ausentes
continúan lastimándose, envueltas,
desgarradas por un viento cómplice.
Pienso. ¿Qué harás?
Tal vez, jugar con disfraces
para tapar recuerdos imborrables.
Tal vez, pensar que te estoy pensando
y entonces un segundo bastará
para sellar un encuentro imaginario.
II-
Continuar.
Soportar la masa de los días sin reaccionar.
Esperar el golpe. A veces,
parece que delicadas melodías cotidianas,
intrépidamente descienden por una cascada de ilusiones.
Pero son sustitutos.
Caminar.
Posar la mirada en otros rostros.
Ver por dentro y fundir los sentidos ahogados
en un mar de lava interno.
Decir sin hablar.
Este es el mundo, ésta es la cárcel.
Este es el precio
de encontrarse siempre al borde
del precipicio del amor.
III-
Miro la trémula faz de la solitaria habitación.
Las cosas no están.
Recorro el mismo trayecto hacia el deseo pasado
y todo sigue igual, y el dolor aparece,
y las viejas sombras invaden el lugar.
Miro el espejo y no me reconozco.
Busco tu rostro en los recovecos de mi memoria,
pero una niebla de impunidad cubre tus ojos.
¿Quién teme a ello, en esta tierra de dolor?
Busco el sol que nos acompañaba
en la desnuda situación de intercambiar sentimientos,
así tan fácil,
como se intercambian monedas,
pero el corte helado de la noche lo impide.
Y la lluvia baja como una cortina de acero,
y la luna se burla de un pobre rostro de nostalgia.
¿Quién teme a ello, en esta tierra de dolor?
IV-
Quisiera gritar tu nombre
para que el eco de mi voz
apague tu ego y remueva tus entrañas.
Quisiera golpearte con palabras
para que su filo te despierte
y penetre la almohada del rencor.
Quisiera hacer del olvido
un tesoro.
V-
Nada mejor que un instante de calma,
Un momento de suspensión en el tiempo.
Haciendo de cuenta que nada pasa.
Es apenas un instante,
Un respiro falso,
Un consuelo de demiurgos,
Pero, al menos, por un instante,
Me abraza la sensación de no ser.