Larga es la noche (Odd Man Out) de Carol Reed, 1947)

Irlanda del Norte, agitación política. El marco de la película bien podría pertenecer, por su escueta información genérica, al de Tema del traidor y del héroe de Borges. La traición a la irlandesa ha ejercido fascinación en tipos como Ford y Borges, y Reed la mantiene como eje argumental latente en Larga es la noche.
El malestar se cuela en la expresionista puesta en escena, pero las sombras externas aquí también forman parte del interior del protagonista (James Mason), malherido luego de un robo debido a su confusa percepción de la realidad, un cúmulo de temores e inseguridades que lo acosa como líder de una organización clandestina. De manera tal que, una vez vulnerado el «héroe», ahora todos se lo quieren sacar de encima y el pobre Mason deambula como zombie por las noches de una ciudad sitiada, preso del delirio, en una especie de Via Crucis cuyo romántico final conmueve. Eso sí, pocas veces vi tanta nieve en una película.

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