Nominaciones Oscar 2019. El vicepresidente: más allá del poder (Vice) de Adam McKay, 2018

La Academia omite y la Academia permite. Hoy está de moda la corrección política y los señores que eligen las candidatas a los premios Oscar aprueban que una película con cáscara revulsiva, que supuestamente muestra las entrañas manipuladoras y teatrales del poder gubernamental en EE.UU, compita por el premio mayor (sabiendo que no va a ganar nada más allá de las actuaciones). Los americanos se permiten mostrar, varios años después, a George Bush (hijo) como un payaso borracho y a su vice como un oportunista cuyo matrimonio parece replicar a la pareja de Macbeth de Shakespeare (si hasta recitan pasajes en la cama). La película de McKay tiene marcas genéricas de sus comedias, pero más atemperadas y preocupadas por bajar justificaciones que por demoler los discursos del poder. De hecho cierra con un plano donde el desagradable personaje que interpreta Bale nos vomita en la cara su pragmatismo. El resultado: un estiramiento a base de latiguillos que repiten esquemas al estilo House of Cards. La política como teatro de monigotes y burócratas es un tema trillado, y si lo aborda un americano, el resultado suele ser éste: la transgresión enmascarada dentro del sistema. McKay y Farrelly con Green Book, abandonan su costado encantador para ser encantados por las serpientes de la corrección política. Como siempre, dejo antídotos por si alguien quiere tomarlos. Niebla de guerra (The Fog of War: Eleven Lessons from the Life of Robert S. McNamara, 2003) de Errol Morris.

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