In Memoriam. D.A. Pennebaker (1925-2019)

Hace muchos años me topé accidentalmente con las imágenes de un joven Bob Dylan hablando en un auto. Sonido directo, planos cerrados, cámara en mano, lo que por entonces muchos calificaban como «cine verdad». Lo que vi ahí no tenía nada que ver con la mayoría de los documentales relacionados con músicos, generalmente pensados en función de un imperativo santificador o una exposición cronológica más o menos ordenada del ascenso y la caída a base de logros y revientes. Esto no, esto era otra cosa. Se trataba de presente puro. Se trataba de Dont Look Back (1967), una cobertura de la gira de Dylan por Inglaterra en 1965. Antes que el espectáculo, lo que priman son el jugo de lo cotidiano y los tiempos muertos del detrás de escena. La película de Pennebaker inauguraría una nueva manera de registro, capaz de atreverse a desmontar la identidad de una estrella con la distancia necesaria. Similar será unos años más tarde el procedimiento con Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1973), el momento en que Bowie se sacaba el primer gran disfraz de su carrera en un último concierto memorable.

Las relaciones de Pennebaker con la música se consolidaron a partir de estos dos grandes antecedentes, siempre en esa particular combinación de alternar eventos y de deconstruir a los artistas involucrados. Ahí están Monterey Pop (1968), Original Cast Album: Company (1970), Depeche Mode: 101 (1989), entre otros proyectos, a los cuales hay que añadir una cantidad considerable de cortos, videoclips y especiales para televisión. Una gran pérdida para el mundo del documental.

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