El sistema cómico de Chaplin. Un acercamiento posible

En 1918, Chaplin explicaba así su arte de hacer reír: “cuando un solo acontecimiento puede provocar dos carcajadas distintas, vale más que dos hechos separados.” Lo dice a partir de The Adventurer, 1917: “lo consigo colocándome en un balcón donde saboreo un helado acompañado por una muchacha. En el piso de abajo, pongo a la mesa a una señora obesa, respetable y bien vestida. Entonces, al comer mi helado, lo dejo deslizarse a través de mi pantalón y desde el balcón viene a caer en la espalada de la señora. Un solo hecho ha servido para poner en situaciones difíciles a dos personas y provocar dos carcajadas.”

La operatoria implica concebir en el gag un aspecto social, ideológico, de clase.

Por muy sencillo que esto parezca, aquí se intenta tocar dos elementos de la naturaleza humana. Uno es el placer con que el público ve ridiculizada a la riqueza y al lujo; la otra es la tendencia del público a sentir las mismas emociones que el actor en la escena o en la pantalla. Si hubiese hecho caer el helado sobre el cuello de una pobre sirvienta, en vez de risa hubiese provocado compasión. Por otra parte, como una sirvienta no tiene una dignidad que perder, el incidente no sería gracioso, mientras que el dejar caer un helado en el cuello de una señora rica es, según el espíritu del público, darle su merecido.”

Y de la misma manera que su dominio cómico se perfecciona, Chaplin comienza a moverse en el campo de la tragedia con igual soltura. Más aún, transita sobre ambas aprendiendo a usar de cada una de ellas cuando el pie de la balanza se inclina peligrosamente para uno y otro lado. “El personaje que yo interpreto ha cambiado. Se ha vuelto un poco más racional, más trágico y más triste.” Es decir, deja de ser una máscara para convertirse en un ser vivo. La llegada del sonoro supuso un problema: no existía expresión social capaz de ser añadida a la máscara cómica. Si me hubiera puesto a hablar, mi comportamiento debería ser totalmente distinto” Por ello, cuando al final de Tiempos modernos, 1936 se aleja tomando del brazo a su muchacha, adivinamos que es el adiós definitivo. Hacia atrás queda Carlitos, el mito. Hacia delante, Chaplin, el hombre nuevo. Despojado de la máscara, proseguirá su camino con una galería de individualidades (el barbero judío, Verdoux, Calvero y el rey Shadow). La llegada del sonoro también fue un simbronazo para Chaplin, tal vez, quien más lo sufrió. Resistió hasta donde pudo. Fue incorporando progresivamente sonidos sin resignar al vagabundo, aún en situaciones que le llevaron para su resolución, meses. “Sé que cuando hable el vagabundo será su final

Chaplin utiliza el humor como arma corrosiva. Siempre ha manifestado una aguda observación de la realidad y un espíritu crítico que quedó patente en sus métodos de trabajo. Estos son los principales puntos:

-Poner al público frente a alguien que se encuentra en una situación ridícula o difícil.

-Si los protagonistas están vinculados al poder, sus desventuras provocarán mayores deseos de reír.

-Todavía es más graciosa la persona ridícula que, a pesar de eso, se niega a admitir que le ocurran cosas extraordinarias y se obstina en conservar su dignidad.

-La concepción del gag social pero también dramático. En el comienzo de Candilejas, 1952, la situación es cómica en su resolución pero el marco es dramático: Calvero percibe un olor fuerte, cree que es de su puro, pero es de gas.

-La base de cualquier situación cómica parte de la realidad. En todo caso, diría Bergson, “lo cómico es la imitación de la vida en lo que tiene de automático”. Dice Chaplin: «Siempre he sacado partido de la vida de todos los días, bien en cuanto a los personajes, bien en cuanto a las cosas cómicas…Contemplando un match de boxeo concebí la idea de The Champion, 1915)”, corto que tiene una secuencia final de diez minutos extraordinarios desde el punto de vista físico.

-La inclusión de los contrastes y las sorpresas que siempre son del gusto del público. En este sentido, la elección del traje de vagabundo es clave. ¿Por dónde pasa lo cómico? Por la profunda incompatibilidad entre la envoltura y el objeto. Esto es algo que Chaplin sostendrá todo el tiempo en sus gestos y movimientos: se puede ser pobre pero no por ello perder la elegancia, lo que incita a la risa, al igual que poner a prueba la agilidad frente a policías robustos.

-Hacer esparcir la realidad. Es preferible ello antes que la explosión de una sola carcajada durante varios minutos, a lo que parecen consagradas muchas comedias hoy. Siempre ha bogado Chaplin sobre el poder liberador de la risa. En Un rey en Nueva York, 1957, el protagonista se deja someter a una cirugía estética que, con el pretexto de rejuvenecerle, le convierte en un ser casi irreconocible. Durante un tiempo, se le prohíbe reír porque se le pueden abrir las cicatrices. Pero un restaurante es sorprendido por un número de variedades. Las costuras se revientan y por fortuna para el espectador reaparece el verdadero y familiar rostro de Chaplin.

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