LAS SOCIEDADES SECRETAS. FIGURACIONES DEL CLAN Y SUS PROYECCIONES HACIA LA LITERATURA ARGENTINA DEL SIGLO XX.

(El siguiente texto forma parte del libro El fin de las certidumbres, de mi autoría, publicado por Ed.Gogol, Mar del Plata, 2018)

LAS SOCIEDADES SECRETAS. FIGURACIONES DEL CLAN Y SUS PROYECCIONES HACIA EL SIGLO X

París, 1751. Dom Augustin Calmet, publica su Traité sur les apparitions des espirits, et sur les vampires, ou les revenans de Hangrie, de Moravie. Se trata del primer manual de vampirología. Inicia de este modo una figuración literaria que perdurará hasta el presente, a saber, la idea de una corriente subterránea de seres nocturnos que amenazan la existencia humana porque provocan inquietud, miedo. La esperanza de los ocultistas no deja de ser una constante ante la proliferación de estudios y de centros especializados. Por lo tanto, el vaticinio como fórmula discursiva se transformará en una presencia recurrente en la literatura. Sin embargo, pese a ese fervor, si bien el ocultismo pugna por espacios de poder y logra ocuparlos, seguirá momentáneamente circunscripto a esferas marginales que constituirán una fuerte imagen de grupo o clan, determinante para ciertas figuraciones literarias que perdurarán incluso en todo el siglo xx dentro y fuera de lo fantástico como género. El carácter esotérico es justificado como una consecuencia lógica. Blavastky sostiene en la introducción de su doctrina secreta lo siguiente: “Porque a nadie, le sería permitido declarar de golpe a un mundo burlón e incrédulo, lo que tan eficazmente ha permanecido oculto durante largas edades”(Blavastky 1974: 45) Esta posibilidad del no revelar contamina las ficciones con la existencia de seres que guardan un secreto, una comunidad que comparte el conocimiento de lo nuevo pero que no ve las condiciones necesarias para sacarlo a la luz.

Sin embargo, será Roberto Arlt quien prefigure un imaginario crítico negativo con respecto a la consideración de estos saberes en Las ciencias ocultas en la ciudad de Bs.As. y en gran parte de su narrativa, influenciando a otros narradores del XX como Denevi y Guzmán por citar dos casos representativos. Los cuentos de Arlt se complementan perfectamente con su texto fundante Las ciencias ocultas en la ciudad de Buenos Aires en una idea que se trabaja a partir de mostrar descarnadamente a clanes siniestros, esto es, avaros, marginales, desposeídos y reventados. Sus sufrimientos exacerbados hasta límites impensables ingresan en la literatura fantástica del período porque representan una manera distintiva de nombrar el horror: la progresiva degradación del ser humano a través de descripciones físicas y morales. Las deformidades de sus personajes funcionan como un claro ejemplo de lo anterior y a partir de una degradación continua alcanzan las imágenes límites insospechados. Son personajes que conforman un grupo, el clan de los desposeídos, cuyos tormentos interiores son también fuerzas extrañas pero distintas a las de Lugones puesto que detrás se encuentra un narrador que toma distancia y conceptualiza en su condición de testigo esa forma del mal. De esta manera, el padecimiento del ser humano es un rasgo propio del género sostenido por una fuerte idea de grupo y que luego derivará en las ficciones arltianas al de sociedad secreta. El infierno está en la Tierra y los terrores son cotidianos sin embargo, a veces no alcanzan las palabras para referirlo. En varias oportunidades, se producen numerosas alusiones al silencio como mecanismo de autolimitación para referir el horror. En efecto, Arlt trabaja con una topografía de tinieblas pero, al igual que Castelnuovo, en un marco mundano poblado de hospitales, manicomios, bares de mala muerte y prostíbulos, infiernos despiadados, los últimos reductos donde caen aquellos que se autodegradaron.

Relevar a los de abajo significa estimar una conciencia de clan en tanto y en cuanto se explora sus miserias, sus tormentos. El sujeto arltiano sale a la calle y se enfrenta a un mundo donde detrás de las apariencias se encuentra la aventura de enfrentar a lo desconocido, una masa anónima de seres cuya naturaleza desposeída los vincula en acto de criminalidad y de violencia inigualables.

No es de extrañar que esta idea de clan persistiera durante gran parte del siglo XX en los relatos del género. ¿Cómo entender sino la idea de un planeta creado por una sociedad secreta en Tlon, Urbas, Tertius de Borges?, sin duda influenciado por la máxima de Lugones: “La Literatura es una rama del ocultismo”. Más tarde afirmará el mismo Borges en una especie de paráfrasis: “La metafísica es una rama de la literatura”.

También Julio Cortázar ha trabajado esta idea a partir de Texto en una libreta y Queremos tanto a Glenda donde la figuración del clan es representada a partir de un grupo de fanáticos, Ernesto Sábato en Informe sobre ciegos y Manuel Mujica Láinez en Los espías, por nombrar algunos ejemplos. Todos ellos influenciados por H.P.Lovecraft y sus Mitos de Zulu .Según el autor, una raza de seres primordiales anterior al nacimiento de la humanidad, habita en las grandes oquedades de la tierra a lo largo de la historia humana.  Este carácter atemporal de lo secreto es explotado por Borges en La secta del Fénix.

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