Malos lectores. El asesinato de John Lennon y El guardián en el centeno, de J.D. Salinger.

(El siguiente texto es el crudo de una entrevista radial concedida al programa Universo Beat, emitido por años en Mar del Plata. La misma data del 8 de diciembre de 2012) )

El asesinato de John Lennon es tal vez el capítulo más difícil de digerir de toda la historia de los Beatles. Y más terrible resulta al observar que en aquel entonces –8 de diciembre de 1980 –John Lennon era un hombre de tan sólo cuarenta años y con un gran futuro por delante. En las entrevistas que dio en esa última época, Lennon asumía orgulloso su ingreso en la madurez y se mostraba optimista con la década que empezaba a asomarse.

En noviembre de 1980 John Lennon acababa de publicar el longplay Double Fantasy con siete canciones suyas intercaladas con otras siete de Yoko Ono. Después de cinco años de silencio, Lennon volvía al ruedo, estaba brindando notas para promocionar su disco, ya tenía grabado la mitad del siguiente álbum, y hasta tenía planeada una gira para 1981.

Pero todos esos proyectos quedaron truncos ese fatídico lunes 8 de diciembre cuando Mark David Chapman disparó varios tiros sobre Lennon, quien llegó agonizando al hospital y falleció minutos después por la excesiva hemorragia.

La causa del asesinato fue explicada por el propio Chapman, quien se declaró culpable, y hasta el momento en que esto se escribe, sigue purgando su condena en la cárcel, luego de varios pedidos fallidos de libertad condicional. Entre sus declaraciones más curiosas, está la mención del libro The Catcher In The Rye (El guardián en el centeno) de Jerome D. Salinger, como una de las claves que lo condujeron al asesinato. Chapman se identificaba con Holden Caufield, el protagonista del libro, un adolescente que se rebelaba ante el hipócrita mundo de los adultos. Esta novela había sido leída por Chapman en su adolescencia y retomada poco antes de cometer el crimen.

Mark David Chapman nació en Atlanta, Estados Unidos, y en aquel 1980 tenía veinticinco años y vivía en Hawaii con su esposa (casualmente japonesa). Tuvo una adolescencia conflictiva, fue adicto a las drogas, luego se abocó a la religión, trabajó en campamentos con chicos, tuvo un intento de suicidio en 1977, y era un obsesionado fan de los Beatles. Ese 8 de diciembre había hecho guardia frente al edificio Dakota como cualquier otro fan y logró en horas de la tarde que John Lennon le autografiara una copia de Double Fantasy. No satisfecho con eso, y conforme a un macabro plan, esperó hasta entrada la noche en la puerta del edificio a que Lennon regresara de una sesión de grabación para ultimarlo a balazos.

La identificación con el personaje de El Guardián En El Centeno es un dato sumamente relevante para la ejecución del asesinato. No es casual que meses más tarde, el joven John Hincley, quien atentaría contra la vida del presidente Ronald Reagan, también llevara consigo una copia de The Catcher In The Rye.

Jorge: Contanos un poco sobre el libro El Guardián En El Centeno, sobre el cual Chapman de alguna manera se inspiró para llegar a asesinar a Lennon.

Es una novela que marcó una época, en el año 51’, del escritor americano Salinger. Primero hay que tener en cuenta el contexto, estamos en la posguerra y es una novela que toma en cuenta un poco el pesimismo de lo que es la posguerra en Norte América y proyecta una mirada totalmente desoladora y oscura sobre la realidad. La historia es básicamente una especie de autobiografía ficcional de un adolescente llamado Holden Caufiled que está encerrado, lo han llevado allí porque es una especie de instituto psiquiátrico, nunca está demasiado claro eso.

Marcelo: Al personaje se le nota que reniega de la sociedad tradicional. Tiene un hermano que es un escritor de literatura y termina haciendo unos guiones baratos para Hollywood, y él lo critica como que se vendió al sistema.

Exactamente. La mirada que él proyecta sobre la sociedad y la moral americana construye un discurso totalmente crítico de ciertas ideas que tienen que ver con lo americano: el exitismo, el crecimiento individual a cualquier costo, la competitividad. En ese sentido no teme en ningún momento manifestar sus fobias y sus odios, y hasta su sadismo, hacia esos “otros” que mantienen cierta idea de status en Norteamérica. Además, es una crítica feroz a las instituciones, sobre todo a los colegios como formadores de la “nada”, por llamarlo de alguna manera. Y con eso destruye ese mito norteamericano del triunfo, del exitismo. Y al hermano justamente lo critica por eso. Y a través de toda esa construcción que hace de ese personaje, la novela de una idea de que los perdedores también hablan y pueden tener voz. En ese sentido el personaje es una especie de antihéroe. Aquellos a los que se ignora, o se los diferencia, o que no forman parte de los ritos y de las de las prácticas comunes, incluso dentro de los colegios, también pueden tener una voz. En la novela él reniega justamente de todos esos rituales deportivos que practican en los colegios, él siempre se queda aparte. El personaje es una especie de inadaptado en ese mundo de consagraciones. Por eso lo viven echando de los colegios. Y deambula, va de un lado para otro. Es una novela que ha influenciado mucho cierta mirada sobre el tema de la educación. Y ha logrado también captar cierta sensibilidad de todos aquellos que no encuentran justamente en las instituciones académicas centros de formación, sino más bien de discriminación, de diferenciación, etcétera.

M: Es interesante el tema del título El Guardián En El Centeno. Tengo entendido que es porque el personaje ve que cuando un niño crece cae en el precipicio de los adultos, y él sería como el guardián, el que ataja a esos niños para que no caigan en el mundo de los adultos.

Sí, esa es una de las interpretaciones. La justificación, o mejor dicho, la alusión al título aparece en uno de los capítulos finales donde él va a escondidas a ver a su hermanita, que es con la única con quien puede lograr algún tipo vínculo afectivo y encontrar algún fundamento a este mundo. Y ahí empiezan a hablar de los sueños de cada uno, y él justamente expresa una especie de monólogo donde imagina a un montón de chicos jugando, creciendo, y él oficiando como el guardián entre el centeno, porque los chicos juegan ahí en el centeno y demás. Y tiene que ver con esto, con la posibilidad de cuidar a aquellos que van creciendo y van cayendo en el abismo del mundo de los adultos. Los adultos son los que dan sermones, los que “apestan” en algún punto, tanto profesores como padres, y que se sujetan en una moral totalmente rígida y al mismo tiempo hipócrita. En varios pasajes de la novela él denuncia un poco lo que es la hipocresía de todo este mundo.

J: Chapman veía a Lennon en esta postura del burgués exitoso y a él mismo como un perdedor. De alguna manera, en su cabeza, ¿quiso hacer justicia matando a Lennon?

Sí, indudablemente. Uno tendría que entrar por ahí en interpretaciones psicológicas, pero por los archivos que hay, las mismas declaraciones de Chapman, y algunas películas –sobre todo documentales que se han abocado a mostrar cómo fueron los días previos al asesinato –está el dato fehaciente y objetivo de que Chapman había comprado la novela, que la había leído infinidad de veces, y que evidentemente tenía una identificación, si se quiere, con el protagonista en esta condición de ser un excluido, alguien diferente, de no ser comprendido. Veía en el protagonista incluso muchas similitudes en cuanto a la formación, o la relación con sus padres, con las mujeres. Esto se ve muy bien en  la película Capitulo 27, que es del 2007, acá la tradujeron como “El Asesinato De John Lennon”. Una película que desde la ficción construye una imagen de Chapman bastante molesta, porque está humanizado el personaje también, y donde se muestra la relación que tenía con la novela y algunas similitudes que él llevaba a su vida personal. El tema de andar con prostitutas, o comentarle a un taxista sobre los patos del lago del Central Park, que era la misma preocupación que tenía el personaje de la novela. Y justamente le ponen Chapter 27 por el hecho de que podría haber sido el capítulo 27 de la novela de Salinger, que termina en el 26. Y evidentemente ahí hay un proceso de identificación peligroso, un ejemplo más del carácter enfermizo de ciertos lectores que toman algunas novelas muy pie de la letra y cometen algún tipo de disparate, de atrocidad.

J: ¿Y qué hace el personaje de la novela para acabar con esta hipocresía de los burgueses?

El personaje de la novela no comete ningún asesinato; es más, es relegado a una institución psiquiátrica que es otra forma de castigar a aquellos que son diferentes o aquellos que se consideran inadaptados. El tema de la identificación viene acá fundamentalmente por el tipo de personaje y cómo se veía Chapman reflejado un poco en ese protagonista.

M: Unas semanas antes Chapman había leído un artículo en la revista Esquire, que había hecho el periodista Larry Shames, que describía bastante esa vida burguesa de Lennon, que se iba todos los días al Café La Fortuna a desayunar, se leía el diario, se fumaba unos Gitanes…

Sí, exactamente. Que es un aspecto muy criticado también en Lennon.

M: Un Lennon que no hacía música.

Exactamente. Muchos han hecho alusión a esa situación del músico de rock que en un determinado momento puede estar ligado profundamente a lo social, a lo ideológico, a la idea de canción de protesta, y que después termina dejando eso de la lado y consagrándose a lo que se supone es un modo de vida más burgués: consagrarse a la familia, dedicarse a las cuestiones domesticas o a vivir en forma más acomodada. Es un punto de vista. Hay discusiones al respecto sobre toda esa etapa de Lennon, y sobre su etapa anterior: si fue usado o no para cierta imagen de cantante de protesta. Lo cual es cierto, sí, es una imagen discutible.

M: Para Chapman John Lennon era lo que se llama un “phoney”, alguien “falso”.

Sí, tal cual. En la novela hay todo un discurso que uno puede ir rescatando acerca de la hipocresía social, de aquellos que se ajustan a una doble moral. Lo que pasa es que la novela también tiene mecanismos narrativos muy sutiles y muy interesantes. El mismo narrador, que en primera persona nos está hablando, juega todo el tiempo con esta idea del doble discurso: qué es la verdad y qué es la mentira. En algún pasaje de la novela nos va a decir “soy el mentiroso más fantástico que puedan imaginarse”. Y después, en otro momento, nos va a decir “si quieren que les diga la verdad, soy pacifista.” Con lo cual te pone a vos como lector en un lugar donde no sabés a ciencia cierta si lo que está contando es verdad o no. Vos le confiás porque, bueno, es un narrador en primera persona y uno está de alguna manera obligado a eso. Pero hay todo un juego muy sutil en torno a eso. 

M: En el caso del autor, de Salinger, que murió el año pasado y que tenía como 90 años, ¿le generó a él alguna cuestión particular el asesinato de Lennon o alguna de las repercusiones de la novela?

Es un caso bastante llamativo el de Salinger. Primero, no tiene una vasta producción literaria. Él había publicado unos relatos y realmente es reconocido en el ámbito de la critica a partir de la publicación de esta novela, y que de alguna manera lo excede un poco en la cuestión de la fama. Indudablemente El Guardián En El Centeno tiene elementos autobiográficos: el propio autor había tenido una infancia difícil, había sido un estudiante poco brillante, según los datos biográficos; pasó por varios lugares, también era bastante tímido y tenía algunas cuestiones vinculares conflictivas. Con lo cual, toda la repercusión de la novela sí le trae problemas en cuanto a esta idea de lo público y de lo privado y del acceso a la fama. A tal punto que después de esa novela prácticamente no publica demasiado, y muy esporádicamente. Y recién hace una saga de novelitas en torno a la familia en la década del 60’, algún que otro libro en la década del 90’. Pero no hay alusiones directas a cómo este libro influyó en determinados personajes, y menos en el caso Lennon y de Chapman. Yo no he escuchado que él se haya referido directamente a esto. Sí sé que él después entró en una especie de ostracismo de escritor, en sus últimos años, se dedicó un poco a practicar cierta filosofía zen o algo por el estilo. Es un caso bastante llamativo. Y además también sé que siempre se negó a ceder los derechos para que esta novela se filme, eso también es llamativo. Nunca quiso que se hiciera una adaptación, por lo menos con él en vida, de esta novela.

                                                                                    

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