In Memoriam. Un recuerdo sobre Jessica Walter (1941-2021)

En 1971 Clint Eastwood había protagonizado El seductor (The Beguiled). Don Siegel lo convertía al joven y atractivo actor en un títere nordista dominado y humillado por un grupo de mujeres sudistas en plena guerra de secesión. Con un registro interpretativo absolutamente nuevo en su carrera, ese hombre de chaqueta azul herido queda a merced de una escuela de señoritas del Sur profundo, las cuales se sienten seducidas por su presencia y son capaces de cualquier cosa. Pasarían muchos años para que Sofia Coppola arruinara en una remake innecesaria la misma historia, más preocupada por la corrección política de estos tiempos. Pero la verdad es que Don Siegel ya había planteado el combo de sexo, violencia y venganza en esta inusual película cuyo ritmo lánguido y tonos en sepia, ponían al macho en un incómodo lugar, sobre todo cuando las mujeres se vengan de su pragmatismo. Y si bien el estudio tenía ciertas dudas sobre el final, actor y director no cedieron ante las presiones. La película fue alabada por la crítica, pero no por el público: ¿Quién querría ver a Clint castrado y perdedor?

Llamativamente, el debut de Clint Eastwood como director ese mismo año sería otra historia tortuosa de atracciones fatales llamada Obsesión mortal (Play Misty for me), rodada en Carmel (lugar del cual sería alcalde años más tarde). Dave pasa discos de jazz en un programa radiofónico y tiene una aventura fugaz con una de sus oyentes, Evelyn, que durante un tiempo ha estado llamando a la emisora a altas horas de la noche para pedir que pongan su canción favorita, Misty de Erroll Garner. Cuando Dave intenta cortar la relación, la admiradora se vuelve cada vez más posesiva, hasta transformarse en una asesina psicópata. Quien interpreta a esta mujer, mucho antes de que Glenn Close le mandara los conejos a hervir a Michael Douglas en ese simpático engendro llamado Atracción fatal (Fatal attraction, 1987) de Adrian Lyne, es Jessica Walter, recientemente fallecida, en un papel tan convincente como problemático para los grupos feministas de esa época que pusieron el grito en el cielo por la perspectiva que adoptaba la película. Así se expresaba Susan Sontag a propósito de su estreno: “me atrae mucho Play Misty for me, y me ofende casi tanto. Por eso quiero hablar de ella”.

Pero más allá de eso, lo mejor resulta cuando aparece siempre el personaje perturbador de Evelyn, sobre todo en las escenas en las que hay cierta acción cercana al terror; cuando asalta a la mujer de la limpieza, rodada en planos cortos y rápidos, remarcando cada uno de los cuchillazos y la presencia de la sangre, tanto en el rostro como en los vestidos y los muebles que rodean a los protagonistas. Que Eastwood haya debutado detrás de cámara con este tono sombrío, acaso se deba a la entonces reciente muerte de su padre. No obstante, fue una buena excusa para que se luzca Walter. “¿Alguna vez te has encontrado completamente asfixiado por alguien?”, le pregunta Dave a un amigo. Y solo será el comienzo de una tormenta perfecta en la que Evelyn hará de las suyas al estilo de los mejores personajes de terror en la historia del género. Querer limpiar a Clint y decirle que no era bueno en la cama no era poca cosa en 1971, en un debut oscurísimo y violento, donde la música apenas apacigua la virulencia de las acciones. Jessica Walter y un papel inolvidable. Hasta siempre.

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