La selección cinéfila femenina

Para mi selección femenina cinéfila de fútbol, elijo el siguiente dibujo: 3-5-2. En el arco necesito experiencia, seguridad,  inteligencia e incluso elegancia poética para salir jugando si es necesario, así que se disputan el puesto tres grandes cineastas que conforman el grupo de arqueras:  Alice Guy Blaché, Lois Weber y Dorothy Arzner. La constancia y la cantidad de partidos filmados de estas chicas me garantizan calidad. Tienen personalidad y se bancan bien las presiones adentro y fuera del vestuario.

En la defensa de tres, vamos a privilegiar el juego duro, sin concesiones, para bancar la parada. Tres mujeres aguerridas, fuertes, del este, como debe ser: Mira Kuratova, Larisa Shepitko (stopper) y Vera Chytilova. A esta última se le habla mucho porque sus solturas de cadena pueden ser fatales. Es ingeniosa como desbordada y cuenta con varias tarjetas rojas en su historial, aunque tiene unos ovarios de aquellos. Se trata de una defensa implacable, que va bien de alto y no escatima en pegar un par de patadas estratégicas, de esas invisibles que suman en los primeros minutos. Si bien el retroceso suele ser lento, las tres forman una barrera de acero. En los relevos, sumamos años en el banco con Márta Mészarös, María Luisa Bemberg y la japonesa Kinuyo Tanaka, acaso la más fina con la pelota (la influencia del maestro Ozu tiene mucho que ver con esto).

El medio campo está repartido en funciones. Para cortar y jugar, un triple cinco con gente joven. La primera, Asia Argento. Es la que hace el trabajo sucio, te corre hasta tu casa y si te tiene que liquidar lo hace (ha aprendido bastante al respecto del padre). Es la que más habla en la cancha y se prende en todas las roscas. La hinchada la idolatra y canta “Ovario, ovario, ovario, Asia, Asia, Asia”. A su lado, tal vez la más cuestionada, pero la directora técnica la banca: Sofía Coppola. Suele dispersarse en momentos de melancolía, pero es capaz de meter pases en profundidad magistrales. Con un par de gritos desde afuera, alcanza para que se meta nuevamente en el partido. Completa el grupo de volantes centrales Kathryn Bigellow, otro aporte mixto, marca y juega. A menos que alguien le pregunte si es la ex mujer de James Cameron, mantiene la lucidez y la calma para cumplir con creces su desempeño. Por afuera, las dos extremas, rápidas, precisas a la hora de tirar centros y picantes, chiquitas y corredoras: Agnes Varda y Claire Denis. Francesas pero contestatarias, no se guardan una y van al frente. Le aportan al equipo la frescura y la maldad necesaria para liquidar el partido con su velocidad y sapiencia. En el banco, esperan Barbara Loden y Marion Hänsel por si la cosa se pone áspera, Samira Makhmalbaf para tener la pelota y aguantar el resultado y la alemana Angela Schanelec, cabeza fría cuando las papas queman.

Las de adelante son dos torres y están para cabecear principalmente. Goleadoras a más no poder. Jane Campion generalmente está para empujarla abajo del arco o convertir de cabeza. Es posicional cien por cien, y cuando no se pone truculenta, puede desconcertar para bien. La acompaña una incorregible, Catherine Breillat, quien no tiene un partido donde no discuta con el árbitro o se pelee con las adversarias. Es tremenda, se dice que lleva alfileres para pinchar el culo de las rivales, entre otras provocaciones. Pese a sus transgresiones, siempre sale bien parada y es goleadora, la mete siempre. En el banco, aguardan su lugar Ida Lupino, otra experimentada jugadora que aporta cuando entra, y Leni Riefenstahl, aunque no se lleva bien con el resto del plantel y está a punto de ser transferida (no gustaron sus declaraciones de que el equipo era un cabaret y hacía falta disciplina).

La responsable táctica del grupo, la directora técnica, es Wang Ping, la gran conductora de este equipo de casacas rojas que deslumbra a más de uno e indigna a unos cuantos, pero que es de fierro.

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