CRÓNICAS MUNDIALISTAS. QATAR 2022. Jornada 3. La zona muerta

Dinamarca 0-Túnez 0

Cuando todavía estaba digiriendo el trago amargo del partido de Argentina, escuchando la conferencia de prensa de Scaloni, mirando las ridiculeces del Var, cada vez peor y más perverso como sistema, tardé en caer en la sintonía de Dinamarca y Túnez. Estaba como El hombre con Rayos X en los ojos de Roger Corman. Podía mirar la pantalla pero aún desfilaban las imágenes recientes con 1500 millones de jugadores árabes de casacas verdes, saliendo de todos los costados de la cancha. Cuando logré enfriarme un poco, tomé dimensión del duelo entre los europeos y los africanos. Y lo que vi, en términos generales, durante todo el encuentro, fue a un Túnez aguerrido, que se sabía menos que los rojos técnicamente, pero que sacaba a relucir una garra suficiente como para plantarse desde el inicio, con uñas y dientes, metiendo, festejando cada quite y yendo de contra, al punto de ser incluso dominador en el primer tiempo. A los 22 minutos, un pelotazo largo de Meriah habilitó al delantero Issam Jebali, que definió bárbaro, pero en Off Side. Fue un aviso guerrero ante un país de tradición futbolística, pero que necesita mucha sangre, como los vampiros.

Dinamarca intentó con centros sin eficacia. Solo en el segundo tiempo logró parcialmente modificar la pálida performance con un tiro de Eriksen que neutralizó muy bien el arquero tunecino. Al ratito, un milagro inesperado ayudó a la selección africana, pero nada más para destacar, porque cuando el Var embistió como una bestia en el descuento (para evaluar un supuesto penal a favor de los europeos), la cosa no pasó a mayores. Primer empate sin goles del mundial. Para el olvido. El dato: es la zona con la que eventualmente (qué feo usar este adverbio en este momento) nos cruzaríamos si pasamos.

México 0-Polonia 0

Existe la zona de la muerte y la zona muerta, como la película de David Cronenberg, basada en la novela de Stephen King. Por lo visto hasta el momento, es una buena imagen para utilizar. Al día de la fecha, el candidato a salir primero en el grupo está último, el que se consideraba a priori el más flojo, primero, y los otros dos que disputarían un segundo puesto, parecen estar cómodos con el empate. Efectivamente, por ahora, la zona muerta.

Creo que lo más entretenido del partido fue la cámara ponchando a un chapulín colorado haciendo una selfie con dos árabes. Porque, en verdad, la fiesta estuvo en las tribunas con los mexicanos absolutamente excitados, festejando un pase, cantando y haciéndose oír. De los polacos, bueno, un reflejo de lo que fue el equipo en la cancha, la nada misma. Planteo timorato con dos líneas de cuatro, varios gestos toscos y un dique de contención para una selección mexicana que (como suele ocurrir con los equipos de Martino) no se entiende bien cómo juega. Llegadas que demostraban más nerviosismo que ideas, algún que otro cabezazo sin destino claro y más ímpetu que juego. Claramente, el optimismo estaba afuera. Algún que otro toque distintivo de Chucky Lozano despertaba expectativas, pero pronto se disipaban en los tres cuartos de cancha. No obstante, cuando todo quedaba relegado a poco y nada, a puras promesas (como cada nueva película de David o. Russell), llegó vestida de gala ella, la estrella del momento, el Var. Vino intempestivamente por la alfombra roja y llamó al árbitro para que cobre otro agarrón cariñoso. Una vez más, el odio le ganó al amor gracias a esa tecnología nefasta que supimos conseguir. Una salida en falso de México posibilitó un empuje valiente de Lewandowski con mira al arco de Ochoa y forcejeó con el defensor. Esa acción fue considerada penal por el árbitro, luego de consultar. Más que árbitros, son autómatas arrodillados ante un castillo kafkiano. Desastre. Lo curioso es que Robertito, uno de los cracks de este certamen, lo pateó feo y Ochoa se lució. Empate clavado más allá de alguna zozobra posterior.

Argentina debería mirar esto con optimismo. Primero por el resultado, pero fundamentalmente por el escaso nivel futbolístico demostrado por ambas selecciones. Pero, cuidado, a no subestimar. Que Polonia tenga escaso ataque, no quiere decir que pueda hacérsele goles fácilmente. Y que México defienda más o menos, no quita que tenga intención de salir rápido con posesión de pelota y pueda dañar. Pero en los papeles, no tengo dudas, Argentina es muy superior, aunque los partidos hay que jugarlos.

Francia 4-Australia 1

Un gol tempranero de Goodwin despertó una especie de realidad paralela, aquella en la que Francia podía perder contra un boceto de equipo. La ilusión se disipó al instante porque la selección gala no solo empató, sino que metió tres más y claramente pudo aumentar esta cifra. A pesar de que Australia se animó de entrada y retrocedió armando un cerco amarillo, el partido tuvo más monólogos que todas las obras de Shakespeare apiladas. Francia es una selección con variados recursos y jugadores en un nivel superlativo. Se da el lujo de cancherear y por momentos sobra la situación porque tiene claro que con una bestia como Mbappé, un goleador como Giroud, entre tantas opciones, el triunfo no puede fallar. Junto con Brasil, más allá de las lesiones, son los favoritos y no descubro nada con esto. Sin embargo, como el héroe Sigfrido de Los Nibelungos, que fue asesinado por una zona vulnerable en su espalda sin que lo supiera, da la sensación de que el último campeón tiene en algún recoveco defensivo un huequito por donde entrarle y hacerle daño. No fue Australia, claro está, pero en otras instancias…

El partido se resolvió pronto. A la media hora, los goles de Rabiot y de Giroud habían revertido un panorama que no se creía nadie. Juego asociado, velocidad, técnica y precisión caracterizan a los franceses. Los laterales llegan, los volantes cortan y los delanteros son sumamente letales. La marea azul continuó. Se perdieron goles abajo del arco y convirtieron dos más producto de asociaciones ilícitas y criminales para el rival que las padece. Previsible, pero lindo para la vista. Nace una estrella, con versión original y todas las remakes juntas, nace una candidata.

elcursodelcine

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