CRÓNICAS MUNDIALISTAS. QATAR 2022. OCTAVOS DE FINAL. JORNADA 4: POSESIÓN INFERNAL

¿Sorpresa? No para mí. En mis crónicas anteriores dejé la posibilidad latente de que España (y sobre todo su primer triunfo abultado frente a Costa Rica) era un espejismo. La continuidad de los partidos pareció demostrarlo. Sacando un muy buen primer tiempo frente a Alemania, el equipo de Luis Enrique nunca demostró chapa de candidato. Todas las postulaciones corrieron por cuenta del periodismo, siempre predispuesto a sobreactuar ante un estilo futbolístico visualmente atractivo pero que contiene más baches que las calles de Mar del Plata. La razón principal de la temprana eliminación se debe, a mi criterio, a la carencia absoluta de un plan B. Partir de una idea en el fútbol y tratar de sostenerla como principio son acciones loables; convertirlas en un fundamentalismo es cuestionable. Y en un mundial se paga caro (pregunten si no por un tal Bielsa en el 2002). España hoy enfrentó a Marruecos y la tan mentada posesión de la pelota se le volvió un recurso infernal, ya que nunca encontró variables para vulnerar con claridad y certeza principalmente el cerco que le propuso con inteligencia la selección africana. Es curioso. Brasil, Francia, Portugal, acusaron recibo de sus respectivas derrotas y fueron a comerse al rival. España salió con el mismo tenor de siempre. ¿Alcanza con tener la pelota? ¿Es posible sostener una idea de juego hasta las últimas consecuencias sin nombres, en su mayoría, carentes de jerarquía en el ataque? ¿Cuál fue el plan B de España ante la adversidad? No se advirtió alguno, ni siquiera en los penales. Los primeros cinco minutos ya mostraron la fotografía posicional de los noventa, apenas modificada en algunos lapsos de desesperación: España tiene la pelota y Marruecos defiende en su campo, preparado para meter intensidad en la última línea o en algún contragolpe. Si una de las piezas claves para que pasara la pelota era Busquets, hoy el DT marroquí le pobló la mitad del campo para neutralizar ese circuito de juego. Además, Marruecos contó con un motorcito fuera de serie que se comió la cancha, el pelado Amrabat. Más allá de alguna ocasión aislada, no hubo demasiado vértigo en la etapa inicial. En la segunda, los planteos se mantuvieron de modo similar. Marruecos hizo su negocio aunque el riesgo fue la declinación física ante un equipo con más movilidad que, además, incluyó a Morata y a Williams por afuera para inquietar un poco más. Lo logró parcialmente, pero no le alcanzó para doblegar a una especie de ejército africano con un corazón espartano, incluso en el tiempo del alargue, con esa cuota también de suerte que hay que tener en estos casos, porque en el último suspiro del partido, Sarabia agarró un centro por detrás y su remate impactó en el palo. La historia de los penales demostró que no hubo tampoco plan B. Lisa y llanamente quienes patearon para la roja fueron un desastre porque, más allá de las heroicas intervenciones de Bounou, erraron todos. Hakimi picó el último y Marruecos hizo historia. Está en Cuartos de Final. Balance de España: cuatro jugados, uno ganado, dos empatados y uno perdido. Muy poco. Eso sí, la idea está. Luisito Enrique sigue diciendo que España es la número uno y que lo que menos le importa es el resultado. ¿De qué deporte habla?

La alegría no es solo brasilera (no, mi amor) canta Charly García en Yo no quiero volverme tan loco. Bien la podrían cantar los muchachos de Portugal después de la paliza que le dieron a Suiza. La selección de Costa Santos juega un doble mundial: frente a sus rivales y frente a sí misma. Son conocidas las internas y los egos, además de que cuentan (como si fuera un lastre) con el rey de los egos, hoy lastimado por una estadística infalible: sin él en la cancha Portugal terminó el primer tiempo ganando 2 a 0 muy con mucha comodidad. El otro dato es quién lo reemplazó. Ramos, el joven de 21 años, marcó tres golazos. Suiza fue un espectro durante los noventa minutos y no necesariamente por sus casacas blancas. Nunca encontró un circuito de juego capaz de lastimar a los portugueses y cometió errores defensivos imperdonables en esta instancia. La diferencia de jerarquía se notó en demasía y los ataques de Portugal resultaron letales, principalmente por la calidad de sus jugadores o la experiencia de tipos como Pepe. Contundencia, pragmatismo, verticalidad y calidad. Hay puntos muy altos en esta selección, comenzando por Silva, Fernandes, y continuando por los relevos, Ramos, Leao, y terminando con las leyendas vivientes, Pepe y Cristiano Ronaldo, más concentrado en su propio altar que en otra cosa. ¿Será esta la oportunidad de Portugal o los vencerá la lucha por los egos? Por lo pronto, 6 a 1, hoy con convicción y efectividad. Asumió el compromiso y estuvo a la altura de las circunstancias.

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