QATAR 2022. SEMIFINAL 2: EL IMPERIO CONTRAATACA

Cinco minutos transcurrieron de partido para que comenzara a desdibujarse el sueño de Marruecos de llevar a un equipo africano por primera vez en la historia a una final. Francia es un equipo letal, sin ser necesariamente explosivo o vistoso, tiene el veneno de una cobra y te liquida en lapsos rápidos de manera contundente. Esto se debe fundamentalmente a que cuenta en todas las líneas con figuras y es de las pocas selecciones que mostró variedad de recursos para definir. Por eso, el gol prácticamente desde el vestuario fue demasiado para los africanos guerreros porque su principal mérito había sido convertir y esperar, y eso no contempla la posibilidad de remarla desde abajo. No obstante, y para la emoción de su gente y de los que gustamos de ver el corazón y el sacrificio puestos en juego, Marruecos no se achicó ni se resignó a sus limitaciones. Al contrario, lo buscó, lo peleó, con dignidad, orgullo, a pesar de que a esta altura se notó el desgaste físico de los partidos anteriores.

El desarrollo del primer tiempo dejó en evidencia el contraste. Lo que para uno era fácil, para el otro implicaba un esfuerzo desmedido. Las dos que tuvieron los africanos fueron remates más bien forzados: uno de afuera del área sin mucha potencia y el otro una chilena adentro del área entre varias piernas que pegó en el palo. En cambio, Mbappé y Giroud ya habían hecho de las suyas con llegadas más claras, concebidas con más espacio. Francia tiene momentos en que simula desaparecer o caer en una especie de holgazanería, estrategia que le permite acelerar en los tiempos justos, sobre todo aprovechando la velocidad del diez. Pero también es cierto que no se banca un asedio cargoso y que su defensa tiene puntos factibles de vulnerar porque el medio campo es muy ofensivo. Marruecos, de hecho, adelantó sus líneas en el segundo tiempo, pero chocó con su fragilidad en el ataque a pesar de la garra y el empuje en otros sectores del campo. Da placer ver el amor propio de jugadores como Amrabat y especialmente en esa gloriosa corrida detrás de Mbappé para recuperar un balón que se mostraba imposible. Y Francia se da el lujo encima de contar con otro plantel titular en el banco. Ese recambio no solo le da aire sino continuidad en su plan de juego. En el minuto 78 se apagaron totalmente las ilusiones del empate, porque el recién ingresado Randal Kolo Muani marcó el 2-0 tras un rebote en un rival, luego de una gambeteada de Mbappé. Francia reguló el ritmo de la victoria, está nuevamente en la final y es el equipo del momento. Para muchos, será el favorito del domingo. Pero ya sabemos que cuando El imperio contraataca siempre hay algún maestro Yoda escondido por ahí.

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