Halloween: la noche final, de David Gordon Green (2022)

A Michael Myers lo jubilaron con la mínima. Han pasado casi cuarenta y cinco años desde la maravillosa creación de John Carpenter y de uno de los personajes cinematográficos más terroríficos. Hoy nos toca asistir a una versión lavada y tan mala de todo aquello que hasta dan ganas de abrazarlo. Bueno, no sé…

David Gordon Green cierra su trilogía con lo peor que se le puede tributar a la sagrada familia encabezada por Jamie Lee Curtis: falta de entusiasmo. Y esta falta de entusiasmo (que venía asomando en las dos anteriores) se desparrama por diversos caminos que van desde resoluciones incoherentes en el guión y falta de solidez en la construcción de ciertos personajes, hasta una arbitrariedad absoluta en las elecciones dramáticas. El resultado final es similar al comienzo de Blow Out de Brian De Palma, cuando los gritos de las víctimas son apenas quejidos lamentables.

La primera tontera de la película es añadir a un joven, un tal Corey, una versión ridícula de estudiante que se gana la vida cuidando chicos. Una noche, un accidente provoca la muerte del pequeño a cargo y ya nada es lo mismo. La secuencia no está mal, sobre todo si correspondiera a otra historia, pero si hay algo que la torpeza de Gordon Green logra es desviar la atención y postergar lo más importante, lo que toda la hinchada reclama: ¡la aparición de Michael, la aparición del Mal! Y cuando aparece…es una versión de anciano que sale de los bajos fondos y necesita un socio para volver a “trabajar”. El problema es que, como ocurre habitualmente, el pibe quiere ganar más que el que enseña.

No es la única decisión a contrapelo de una tradición y del sentimiento de euforia ante la calabaza iluminada y el piano inconfundible de la música original. Desde la tipografía elegida, la película evidencia un desgano que se traslada a las figuras femeninas de Laurie y su nieta. A diferencia de otras películas donde el terror aún es dignificado (It FollowsThe Babadook) y pueden dar cuenta del miedo inherente a todo ser humano, Gordon Green nos pone a la heroína escribiendo un libro y explicando todo acerca del asunto.

La misma desidia cabe para el enfrentamiento final. Siempre Halloween se vinculó con el western y Jamie Lee fue nuestra justiciera agazapada en el Saloon esperando tantas veces por su Karma. Se trata de una épica, un gesto que este final de saga arruina completamente, más cerca del Fuenteovejuna de Lope de Vega que del merecido cierre de una pesadilla. Los habitantes del pueblo de Haddonfield duermen tranquilos, pero seguramente saben que pudieron jugar mejor esta partida. Incluida Jamie Lee.

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